E x t r a c t o
El texto de la conferencia que Fernando J. Devoto presentó en la Fundación Giovanni Agnelli el 20 de mayo de 2003 lleva como objeto los italianos en Argentina a través de las generaciones. Devoto enfrenta ese tema con la conciencia de que se trata de un asunto vasto y de difícil definición. Los confines de la identidad italiana dentro de la sociedad argentina tienden en efecto a desvanecerse y a fundirse irremediablemente con los carácteres nacionales de aquel país. Sin embargo, tiene sentido interrogarse sobre el significado del concepto de identidad nacional y sobre cuál sea la contribución de los inmigrantes en el proceso de formación de tal identidad. Las etapas de la inmigración italiana en Argentina están aquí recorridas, sin nunca prescindir sea de la historia mainstream de la nación sudamericana, sea de la historia mundial, según el paradigma de la historia comparada. Por medio de remisiones que se extienden desde la historiografía hasta la literatura, la economía y la sociología, Devoto devuelve la epopeya de los inmigrantes italianos en Argentina desde el empíreo de los estudios especializados y de una cierta mitología literaria al mundo y a la sociedad de los seres humanos de carne y hueso.
El ensayo de Vittorio Cappelli examina, por la primera vez, el caso de la inmigración italiana en la región del Caribe colombiano. El análisis de fuentes italianas y colombianas de variada naturaleza – bibliográficas, archivísticas, literarias, iconográficas, orales – permite de reconstruir de una manera suficientemente articulada y completa las vicisitudes de la comunidad italiana luglio-dicembre 2003 1 presente en Barranquilla y en otros centros urbanos de la costa caribeña, y además en la región «bananera» del Departamento del Magdalena, entre el final del siglo XIX y la Segunda Guerra Mundial. En el caso de la inmigración italiana en Colombia están particularmente acentuadas las características urbanas y «empresariales» de un flujo migratorio – procedente por la mayoría de las veces desde una área geográfica de confín (entre las regiones de Calabria, Basilicata y Campania) – constituido generalmente por artesanos y pequeños propietarios campesinos, a menudo orientados políticamente. Entre las dos guerras mundiales, la inspiración socialista de muchos inmigrantes se pone en conflicto con el proyecto fascista de organización de los italianos establecidos en el extranjero, mientras su subida social – en la artesanía, los comercios y la industria – abre muchas veces el camino para la adhesión a la masonería y contribuye notablemente a modernizar la región de acogida.
El ensayo de Luigi Guarnieri Calò Carducci recorre la historia de la presencia italiana en Bolivia desde los primeros pioneros de la época colonial y del período de la independencia (1825) – en mayoría religiosos y algunos artistas – hasta nuestros días. La emigración italiana atañó sólo marginalmente a la Bolivia como país de destinación, principalmente por la adversidad de las condiciones geofísicas del territorio. Un cierto número de italianos llegó en el país desde el Chile, trabajando en la construcción de ferrocarriles; algunos se establecieron en la región de La Paz, para dar vida a empresas comerciales – en el sector textil y alimenticio – desde el siglo XIX. A pesar de las divisiones debidas a motivos diferentes – desde las basadas en el regionalismo hasta la que había entre fascistas y antifascistas durante los veinte años del régimen fascista –, los italianos en Bolivia incidieron «en el tejido económico y social, y, en algunos casos, también en el cultural». Mediante fuentes diplomáticas y consulares conservadas en el Archivo histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores, el autor investiga sobre un asunto hasta aquí inexplorado por los estudios historiográficos y evidencia como incluso una emigración de «pequeños números» pueda volverse ocasión de valuaciones que se introducen con pleno derecho en el panorama de los estudios acerca de la emigración.
El ensayo de Mónica Bartolucci y Elisa Pastoriza se centra en los comportamientos sociales y las prácticas culturales de una muestra constituida por veintiséis familias inmigradas en Mar del Plata desde la ciudad de Sant’Angelo in Vado, en la región italiana de las Marcas, entre 1886 y 1962. La alternancia de historias y cuentos de vida con datos estadísticos y análisis sociológicos tiene la finalidad de utilizar un clásico caso de migración en cadena para explorar la identidad de los migrantes, las causas básicas de su elección de dejar su patria de origen, sus estrategias profesionales y de asentamiento, y, en fin, la dimensión comunitaria y privada de sus existencias.
Bettina Alejandra Favero pone nuevamente en primer plano la dimensión local y regional de los flujos migratorios, examinando la inmigración y el establecimento de vénetos y sicilianos en los barrios de San José y del puerto de Mar del Plata, en Argentina. Dentro de los límites temporales adoptados por la investigación, 1945-1967, la Sicilia es la segunda región de procedencia entre los italianos que llegaron a Mar del Plata, mientras el Véneto resulta ser la sexta, pero la primera entre las del norte de Italia. Los sicilianos que se establecieron en la zona del puerto se dedicaron prevalecientemente a la pesca, constituyendo dentro del barrio una comunidad con rasgos bien definidos, incluso respecto a los otros italianos. El barrio de San José recibió su nombre de la homónima iglesia, alrededor de la cual se desarrolló la comunidad véneta de Mar del Plata. Favero analiza, en llave comparativa, como los dos grupos regionales hayan contribuido a conformar la evolución económica, social y urbanística de los barrios en los cuales se establecieron, conferiendoles los carácteres de «barrio étnico».