En «Las relaciones entre Argentina e Italia» se analizan los cambios que se dan en las relaciones entre Italia y la Republica Argentina a partir del acceso al poder de Raúl Alfonsín en 1983 y que afectan sensiblemente la vinculación al punto de poder ser considerado como un quiebre histórico con el que el entendimiento bilateral se ha situado a niveles muy superiores de los logrados hasta entonces.
Esta caracterización se realiza desde el nivel macro, considerando al mismo como el conjunto de contactos gubernamentales y los resultados de los tratados y protocolos firmados entre los dos Estados, y sin desconocer que las relaciones a nivel micro, definiéndolas como las vinculaciones entre las respectivas sociedades civiles, han sido y son intensas y de profundas raíces históricas.
También se describe la dinámica del desencuentro de las políticas de ambos países durante el periodo 93-97 con una disminución de los acuerdos y de las visitas de funcionarios, para avanzar hacia un nuevo momento de consolidación de la vinculación desde 1998 en adelante. Durante los últimos años del segundo mandato presidencial de Carlos Menem se renuevan las coincidencias de las respectivas políticas y tienen lugar contactos fructíferos y numerosas propuestas y oportunidades de debates, centrando las relaciones bilaterales sobre dos ejes temáticos: la buena experiencia italiana con las pequeñas y medianas empresas y el fortalecimiento de la cooperación cultural.
«Un retorno postergado» hace referencia a una investigación en curso sobre los argentinos descendientes de inmigrantes, particularmente de italianos, que se acercan al Cemla para buscar información sobre los parientes inmigrantes.
La evolución del número de las consultas sobre antepasados inmigrantes de todas las nacionalidades confirma la relación directa entre las situaciones de crisis económica y social en Argentina y la predisposición a emigrar de los argentinos, descendientes de italianos. Las declaraciones de los protagonistas, a partir de entrevistas personales, sugieren también que se trata de una clase media, con buen nivel de instrucción, pero empobrecida. Estas apreciaciones remiten a un contexto esencialmente expulsor, donde los descendientes de italianos buscando el regreso no tendrían la expectativa de «fare l´Italia» pero sí de encontrar un lugar de mayor estabilidad material y emocional para vivir.
Los resultados preliminares revelan la riqueza interpretativa del estudio de las trayectorias profesionales de los potenciales emigrantes y la pertinencia de las reflexiones sobre las crisis y la identidad para la comprensión de los fenómenos migratorios y de cambio social.
El estudio presenta información socio demográfica y sobre la posición generacional respecto al pariente inmigrante de este universo particular de descendientes de italianos, en base al procesamiento de las fichas auto administradas de los solicitantes parientes de los inmigrantes.
El trabajo de Bettina Favero estudia la formación empresarial y la participación de Agostino Rocca en un número importante de empresas italianas tales como la Dalmine, la Ansaldo, la Siac, la Terni, la Finsider, la Sofindit, a las que se une el período dedicado a la Banca Commerciale Italiana, durante la época de entreguerras. La carrera empresarial de Rocca se caracterizó por alcanzar altos puestos directivos en estas empresas que tenían como denominador común la siderurgia y su importante relación con el desarrollo de la economía italiana.
Por otro lado, describe el traslado de Rocca a la Argentina en el período de la post-guerra, momento en el que la inmigración era más calificada y en posesión de una cultura propia, con capacidad y experiencia. La mayor parte de estos nuevos inmigrantes eran técnicos, pequeños empresarios, comerciantes, todos exponentes de una burguesía que buscaba nuevas ocasiones y nuevos espacios que Europa, en esos momentos, no ofrecía. A ello se suma, un esbozo de la creación de la Techint en la Argentina y el desarrollo y crecimiento de la misma, proceso que desembocó en el nacimiento de una de las multinacionales más importantes de los últimos tiempos en nuestro país.
Joseph Sciorra se inspira en un acontecimiento de tres días titulado «Hip Hop from the Italian Diaspora», organizado por él en Toscana para el John D. Calandra Italian American Institute (Queens College) en junio de 2000, a fin de reflexionar sobre los intercambios entre las culturas juveniles de la diáspora italiana. El acontecimiento incluía un simposio, una demostración de breakdance y de spray can art (graffiti) y dos conciertos de artistas Hip Hop italianos y rappers de origen italiano procedentes de Australia, Canadá, Alemania y Estados Unidos.
El ensayo está estructurado en parte en forma etnoautobiográfica. Sciorra describe su encuentro con la música Rap italiana y el impacto que ésta ha tenido en él como italoamericano. Asimismo, analiza, junto con otros artistas italianos como Frankie Hi-Nrg, La Famiglias, Malaisa, Ice One y DJ Skizo, las bases sociales que fundamentan el Rap italiano, su contenido político y su contaminación musical. El autor también examina la obra intelectual y cultural desde un punto de vista de la diáspora, así como el potencial que la cultura juvenil del Hip Hop posee para crear áreas de diálogo entre los italianos y los miembros de la diáspora.
Luigi Pennacchio afronta el tema de las tradiciones culinarias en la época de la globalización. Desde finales de los años cuarenta hasta los primeros años setenta, miles de italianos emigraron a Toronto. Los inmigrantes llevaron consigo sus alimentos tradicionales y sus costumbres alimentarias. En Toronto se vieron obligados a cambiar sus costumbres alimentarias debido a situaciones locales como el clima y la escasa disponibilidad de algunos productos. Al mismo tiempo, no obstante, consiguieron crear hábitos comunes dentro de los barrios donde vivían. Muchos inmigrantes se convirtieron en empresarios en la industria alimentaria, e hicieron asistir a sus clientes al desarrollo y el mantenimiento de las tradiciones de los inmigrantes italianos. Sin embargo, seguía siendo la alimentación lo que contribuía a aumentar la separación de los inmigrantes italianos del resto de la sociedad. Esta segregación, basada principalmente en las costumbres alimentarias, también se debía al hecho de que los habitantes angloceltas de Toronto consideraban que la gastronomía de los inmigrantes italianos era demasiado exótica para consumirla. Con el paso del tiempo, no obstante, la alimentación de los italianos fue cada vez más apreciada, y platos como los espaguetis o la pizza entraron a formar parte rápidamente de la dieta común. Marcas alimentarias, italianas y extranjeras, obtuvieron muchos beneficios, a la vez que ayudaron a popularizar los alimentos italianos. Gracias a este negocio, los alimentos italianos pasaron de desconocidos e insípidos a excelentes platos étnicos. Como resultado, alimentos y costumbres alimentarios llevados por los inmigrantes italianos se convirtieron en una parte de la experiencia de vida culinaria multicultural, aunque homogeneizada, canadiense.
No obstante, concluye Pennacchio, algunos inmigrantes italianos todavía siguen las costumbres que establecieron en su llegada. Pero estas costumbres dejarán de practicarse en breve, pues la generación de los inmigrantes está despareciendo.